La psicología de un entrenamiento exitoso
La psicología de un entrenamiento exitoso
Ejercitarte en tu casa, en un parque o en un gimnasio puede ser una de las mejores experiencias de tu vida. No exageramos. El ejercicio no sólo cuida de tu cuerpo y lo mantiene sano, sino que además puede ser muy satisfactorio emocionalmente.
Tu cuerpo está «diseñado» para hacer ejercicio. A tus huesos, músculos, ligamentos, cartílagos, tendones y a todos los órganos les encanta el ejercicio. Cuando una persona se ejercita consistentemente, no hay una parte de tu cuerpo que no se fortalezca y mejore sus funciones, pero ¿cómo lograr que el ejercicio sea eficaz y satisfactorio?
Lo primero que hay que entender es que el cuerpo puede ayudarnos a cumplir físicamente con nuestros deseos. Sus funciones nos ayudarán a movernos, alimentarnos, socializar y reproducirnos. Nuestro organismo tiene mecanismos para «premiarnos» cuando hacemos algo que es útil para el cuerpo o la especie, gracias a unas sustancias que se producen en el propio cuerpo y que nos hacen sentir bien.
Para que disfrutes tus entrenamientos debes comenzar por entender que la idea no es hacer sufrir a tu cuerpo, sino estimularlo para que mejore. Este principio, se contrapone aparentemente con la idea de llevar a tu cuerpo al extremo para que se adapte o acondicione, pero la clave para hacerlo bien es la moderación. Ejercítate con intensidad y conoce tus límites.
Si conoces a tu cuerpo vas a poder ejercitarte acercándote a lo que tu cuerpo puede hacer cómodamente sin lastimare y verás los beneficios.
No hay duda de que si haces sufrir a tu cuerpo un poco podría reaccionar más rápido, pero toma en cuenta los costos: el aumento considerable en la probabilidad de lesionarte, la tensión emocional y física que podría «programar» a tu mente para evitar hacer ejercicio (el ejercicio debe ser un placer, así aseguras que podrás continuar con tu programa). Nuestra recomendación es que no vale la pena llevar a tu cuerpo a su límite absoluto por los costos y riesgos que puede representar.
Recomendaciones prácticas:
- Comienza con baja intensidad, aumenta en forma gradual y muy lentamente
- Conoce tu cuerpo, pon mucha atención en lo que te dice
- Cuida tu cuerpo. Sé amable con él, te lo va agradecer sirviéndote muchos años
- La alimentación es importantísima, tu cuerpo está hecho de lo que comes, dale sólo lo mejor
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