¿Cómo dejar de pensar en pornografía?
El primer paso debería ser entender de dónde viene este hábito compulsivo y entender sus efectos. Comprender las causas y consecuencias de este problema social y de salud (no es exageración). Es el primer paso para eliminarlo.
La depresión psicológica ligera y profunda, la falta de satisfacción en la vida social, profesional y personal podrían ser parte de los factores que contribuyen a adquirir este hábito que altera la percepción de quien lo tiene, que cambia su relación con las demás personas y agrava los problemas psicológicos. La impotencia derivada de la comparación entre los estímulos normales y la sobreestimación que puede provocar la pornografía es una causa de inseguridad y deterioro de la autoestima. Es evidente que también una adicción a la pornografía influye en las relaciones de pareja, especialmente en las relaciones sexuales.
Encontrar y desarrollar actividades que llenen nuestro tiempo, actividades placenteras, enriquecedoras, que nos acerquen a nuestras metas de largo plazo son, definitivamente buenas ideas para no caer en la tentación de recaer en el consumo compulsivo y excesivo de estímulos sexuales artificiales. Un deportista profesional que tiene una rutina de entrenamiento interesante, satisfactoria e intensa tendrá poco tiempo y energía de pasar horas consumiendo pornografía. No hay duda.
Paradójicamente, se ha encontrado que entre más se piensa en el problema, más lo atraemos. El dar demasiada importancia a este hábito podría alejarnos de la meta de evitarlo. En cambio, pensar y, sobre todo, actuar en áreas distintas, podría beneficiarnos enormemente.
Identificar las causas como aburrimiento, frustración, adicción a las computadoras, juegos de video e internet podría ser también una de las primeras fases de regresar a una vida con estímulos de intensidad normal. Atacar estas causas con actividades satisfactorias sería una solución.