Dolores buenos y malos para tu entrenamiento

Dolores buenos y malos para tu entrenamiento

Cuando ejercitas tus músculos cerca de su límite, estás llevando a cabo una actividad «destructiva», ya que se consume energía y se dañan ligeramente los tejidos. Eso es exactamente lo que debes buscar para que en tu cuerpo se produzca una respuesta que en los días siguientes a tu entrenamiento.

Muchos están muy familiarizados con este dolor, se presenta frecuentemente uno o dos días después y los músculos se sienten inflamados y sensibles. Es un dolor que puede ser desde muy ligero a muy intenso y que aumenta al presionar el músculo que se ejercitó.

Los científicos aún debaten cuáles son las causas de esta sensación que, aunque dolorosa, es un buen indicador de que tus músculos trabajaron intensamente y que una reparación y un acondicionamiento vienen en camino.

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Entre las causas probables están el desgarre microscópico de las fibras musculares y la acumulación de ácido láctico que se cristaliza y desgarra las fibras. Lo que es un hecho es que este dolor nos indica claramente que debemos dejar descansar a los músculos para que se recuperen. Éste es el dolor «bueno».

A este dolor se conoce comúnmente como «Agujetas» o DMAT (Dolor Muscular de Aparición Tardía). Su nombre científico es Mialgia Diferida.

Otro dolor bueno es el dolor conocido en inglés como «Burn» que es una sensación de quemazón que se presenta en los músculos durante las últimas repeticiones de una serie. Algunos entrenadores incluso consideran esta sensación como el indicador definitivo de que el músculo está siendo trabajado a su límite. Otro indicador es la incapacidad para realizar una repetición más con buena forma.

El dolor malo es el dolor de las articulaciones. Éstas no deben doler durante y después del entrenamiento. Debes evitar realizar cualquier movimiento que produzca dolor en las articulaciones.

Una forma eficaz de cuidar tus articulaciones es realizar pocas repeticiones (entre 3 y 8) con poco peso antes de iniciar tus series con el peso que vas a usar. Esta serie te ayudará a diagnosticar rápidamente el estado de tu articulación y a prepararla para el ejercicio.

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Otra forma en la que debes proteger tus articulaciones es cuidando hacer los ejercicios con «buena forma»: movimientos lentos, controlados que no contraigan ni estiren demasiado los músculos.

¿Qué opinas del dolor después de tu entrenamiento? ¿Lo usas como indicador? ¿Te parece soportable?


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