Duchas frías

Primer paso. Comienza por conseguir que el agua que sale de la regadera esté a una temperatura en la que no podrías decir si está fría o caliente. Si la sientes un poco caliente, enfríala y viceversa. Cuando llegues a este punto. Colócate sobre la regadera y moja tu cuerpo.

Segundo paso. Después de dos minutos, reduce gradualmente la temperatura. Moja con el agua fría todas las partes de tu cuerpo. Es probable que sientas con más intensidad el frío en tu cara, la parte interna de los brazos, las piernas, el abdomen y los genitales. Busca conscientemente enfriar tu cuerpo.

Tercer paso. Termina tus duchas con agua totalmente fría. Las primeras veces serán sólo unos segundos. Con el tiempo podrás incluso iniciar tu ducha con agua helada.

Cuarto paso. Comprométete contigo a ducharte con agua totalmente fría una semana. Después un mes. ¡Elimina gradualmente el agua caliente hasta que ya no la extrañes!

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