¿Es real la adicción a la comida?

Comer es una necesidad básica de nuestro cuerpo. Todos comemos y probablemente todos disfrutemos de una u otra manera la comida. Es un rasgo evolutivo que nos ha ayudado a sobrevivir. Pero parece que algunas personas tienen problemas con sus hábitos alimenticios y se reflejan en su peso, su figura y su estado emocional. La comida debe disfrutarse, no sufrirse. El impulso por comer puede salirse de control y pasar de ser una parte importante y satisfactoria de nuestra vida, a ser un problema.

La industria alimentaria y restaurantera compiten por nuestro paladar. Buscan darnos mejores sabores (a veces más intensos) y también mejor valor por nuestro dinero, por eso vemos porciones enormes en algunos restaurantes y también vemos en las etiquetas excesos de estimulantes del apetito y de la sensación agradable de comer como azúcar, sal, grasa, picante y saborizantes. A veces, lo que encontramos en los alimentos industrializados está muy lejos de ser un alimento y parece una trampa para que caigamos en una adicción.

Lo anterior, no quiere decir que debemos privarnos de nuestros alimentos favoritos. Simplemente sugerimos que sean sólo una parte pequeña de una dieta que debe basarse principalmente en alimentos naturales sin procesar.

Nuestro cuerpo tiene mecanismos hormonales y de conducta que nos premia emocionalmente cuando comemos alimentos ricos en nutrientes y energía, pero la combinación entre estos instintos ancestrales y la economía de la industria alimentaria moderna puede tener un efecto devastador en nuestra salud si no somos conscientes de estos factores.

A pesar de que los alimentos naturales tienen muy buen sabor, porque su efecto está «programado» en nuestras mentes, es difícil competir con las increíblemente altas concentraciones de estos estimulantes en los alimentos procesados. La «sustancia activa» de los alimentos, a la que responde nuestro cerebro, está presente en concentraciones muchísimo más altas que las que se podrían encontrar en cualquier comida natural.

Ocurre algo muy similar con los jugos. Las frutas, en sus estado natural, tienen todos los nutrientes que necesitamos de ellas en las cantidades y proporciones adecuadas, sin embargo, al extraer el jugo se altera este balance natural y es posible tomar el jugo de una cantidad de frutas que sería imposible comer. Te recomendamos leer también este artículo sobre esto.

En la siguiente página te daremos algunos puntos importantes para saber si puedes tener algún problema que requiera la atención de un profesional.

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