Estrategias para aprender a vivir SIN MIEDO
Estrategias para aprender a vivir SIN MIEDO
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El miedo nos protege, es una respuesta emocional y física a un estado de peligro. Si no hubieras tenido miedo y este no nos hubiera cuidado o alertado de los peligros, posiblemente ahorita no estaríamos vivos como especie. Es normal tener miedo, todo el mundo lo experimenta en algún momento de sus vidas. Alguien que no lo tiene, puede ser una persona que no está muy consciente de la situación o posiblemente hasta puede llegar a tener un problema psicológico, pero hasta los más arriesgados, sienten miedo, pero aun así actúan. Sin embargo, cuando dejamos que el miedo nos controle, nos perdemos muchas cosas maravillosas en nuestra vida.
Algunos experimentan el miedo a realizar cosas nuevas, a hablar en público o a convivir con otras personas, a los fenómenos naturales, y a muchas cosas más. Como lo mencionamos en líneas anteriores, cuando dejamos que el miedo crezca, o nos genere ansiedad, nos paralice o incluso puede llegar a ser tan fuerte que nos incapacite, nos estaremos perdiendo de muchas cosas en nuestra vida y viviremos limitados.
Para aprender a vivir sin miedo y comenzar a disfrutar más de nuestras vidas, primero debemos de hacernos las siguientes preguntas
¿El miedo es tuyo o de alguien más? A veces, heredamos miedos de situaciones que no hemos experimentado nunca en nuestras vidas. Tal vez alguno de nuestros padres o familiares tenía ese miedo, y nosotros lo adoptamos como nuestro. Aquí se requiere de un trabajo de introspección, hacernos preguntas y tratar de contestarlas lo más honestamente posible. Escribir tus preguntas y respuestas te puede ayudar a comprender más tus emociones.
¿El miedo es real o imaginario? Esta pregunta es muy parecida a la anterior, solo que esta proviene de nuestra mente. Lo repetiste tantas veces, lo interiorizaste y llego a ser tuyo, pero la realidad es que nunca te ha pasado algo que te haga huir de determinada situación. Sabemos que muchas personas experimentan situaciones tan difíciles en sus vidas (por ejemplo, un terremoto, un accidente, la pérdida de un ser querido, etc.,) que puede llegar a ocasionarles un estrés postraumático, miedo a la situación y luego una verdadera fobia. Eso sería una situación en donde recomendaríamos una ayuda de un especialista. Pero la realidad, es que casi siempre, nuestros miedos están en nuestra cabeza y no en nuestras vivencias.
¿Qué es lo peor y lo mejor que puede pasar? Imagina que tienes miedo a hablar en público, o a invitar a alguien a salir. Puedes hacerte la pregunta ¿Si invito a esa persona a salir, qué es lo peor que pudiera pasar? Tal vez, te dice que no, ¿no se acabaría tu vida, verdad? Y ¿qué es lo mejor que te podría pasar? Pues que dijera que sí y disfrutaras y aprendieras del momento.
Otros consejos más:
Si puedes, ¡Enfréntate a tus miedos! Seguramente suena muy fácil, pero si solo tienes un poco de miedo, no paralizante, y ya trabajaste en ese miedo, ahora tienes que tomar acción. Cuando dejamos de realizar algo por miedo, este va creciendo tanto que después nos incapacita. ¡Respira profundo e inténtalo! No permitas que algo pequeño, se convierta en un monstruo. Cuando te lances y pierdas el miedo, te darás cuenta que ni amenazó tu vida, y que no es tan grande como te lo imaginaste.
Aprender de tus errores. Si ya te enfrentaste a tu miedo (por ejemplo, probar algo nuevo) y las cosas no salieron como tu lo esperabas (a veces, es mejor no esperar algo), aprende de los errores que cometiste y vuelve a intentarlo. El miedo se va perdiendo y vamos avanzando cada vez que volvemos a intentar una y otra vez las cosas.
No busques la perfección. Algo que nos limita mucho a realizar cosas y nos enfrasca en el miedo, es buscar la perfección. Por ejemplo, nos da miedo hablar en público, por que queremos hacerlo perfecto a la primera, buscamos convertirnos en excelentes oradores a la primera y las expectativas son muy altas. Como primer paso, solo busca hacerlo, ¡cómo salga! Con la práctica, verás que lo comenzarás a hacer bien, y después no solo venciste tu miedo, sino que te convertiste en un experto.
Pasos pequeños. Volviendo al ejemplo del miedo a hablar en público, imagínate que quieres vencer ese miedo y también piensas volverte el mejor orador a la primera. ¡A cualquiera lo paralizaría! Comienza poco a poco, da pasos pequeños, pero firmes.
No te maltrates. A veces, somos nuestro pero enemigo. Nos insultamos y nos maltratamos emocionalmente, en lugar de respetarnos. Trátate como tratarías a un amigo que está intentando vencer un miedo y lo estas apoyando para lograrlo.
Si ya lo intentaste de todo y el miedo te sigue paralizando, busca ayuda con un terapeuta. La terapia cognitivo conductual ofrece muy buenos resultados.
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