Pequeños cambios, grandes resultados (la única forma de cambiar tus hábitos).
Una de las razones para no hacer un cambio en tu estilo de vida y tener hábitos más saludables es el miedo a comprometerte a algo difícil de hacer y más difícil de continuar. Por ejemplo, pensamos que para bajar de peso es necesario que renunciemos totalmente a toda la comida que nos gusta y que a partir de ese momento vamos a comer, por el resto de nuestra vida, alimentos que nos nos agradan, que no nos satisfacen y vamos a tener hambre todo el tiempo.
Con el ejercicio pasa lo mismo. Nos imaginamos que si comenzamos a hacer ejercicio, vamos a pasar cientos de horas de nuestra vida, perdidas en un gimnasio, sudando, con dolor y que si, por alguna razón, lo abandonamos, nos vamos a poner aún más gordos. No es exactamente así como sucede.
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